Barruguet de Ibiza – Eivissa

El barruguet es el más representativo y popular personaje de la mitología Ibiza. Era de estatura pequeña, cabeza alargada,  y muy forzudo, casi siempre invisible, pero que tenía la facultad especial de aparecer en forma de cualquier animal, generalmente cabritos. La principal ocupación del barruguet es hacer travesuras para hacer la vida imposible a cuantos le rodean, como poner sal o ceniza en la comida, amargar las cosas o hacer cosquillas a los niños pequeños para hacerlos llorar. Todo con la única finalidad de hacer rabiar cuanto más, mejor. Los barruguets son seres solitarios, aunque  las noches de mal tiempo les gustaba ir en manada a jugar, limpiarse y dar volteretas entre la espuma del mar.

barruguet ibiza mitologia eivissaEl barruguet suele vivir dentro de pozos y cisternas, donde le encanta aguantar el cubo cuando alguien intenta sacar agua, para no dejarle subir. Como tiene tanta fuerza, esto siempre le sale bien. La única forma de tener a un barruguet contento es darle una rebanada de pan con queso ya que le encanta y es la única forma de hacer que deje de molestarnos.

En la cultura popular, cuando hay algo que no conseguimos hacer, se suele echar la culpa a algún barruguet, que no nos deja cumplir nuestros objetivos.

La mayoría de historias que se cuentan acerca de los barruguets d’Eivissa se han transmitido de forma oral hasta nuestros días, aunque debemos agradecer la labor de recopilación de historias a varios autores, entre los que destaca Joan Guasch Castelló.

RONDALLA

“Hi havia un pou a Sant Josep que segons diuen, hi habitava un barruguet molt entremaliat. De vegades es penjava a la corda i les dones no podien salpar el poal quan anaven a treure aigua.
D’altres, les mules no volien beure dins la pica perquè el barruget les sobresaltava. Prop d’allí hi vivien dos infants, en Pepet i na Marieta, que al solpost sempre deixaven damunt el replà del pou, una llesqueta de pa amb formatge. Mirau per on, la mare d’aquells al·lotets podia pouar aigua sempre que en volia, i les ovelles de son pare mai havien deixat de beure a la pica.»