Hay quien pasa varios días en Ibiza visitando sus playas. Otros prefieren pisar todas las discotecas. Pero hay turistas que prefieren visitar lo más auténtico: los bares. Y ese fue el objetivo de cinco escoceses que hicieron escala en Ibiza durante 24 horas para unirse a la Tartan Army en Sevilla.
Tartan Army, es como se denomina a la afición escocesa de fútbol. Han ganado premios de diversas organizaciones por su comportamiento amistoso y su labor benéfica; aunque este ejército de fieles escoceses, uniformados con la famosa falda escocesa (Kilt), arrasan con las existencias de cerveza allá donde van, con lo que eso conlleva.
Cuando salen las fechas de los partidos de la selección escocesa de fútbol, los vuelos a los destinos en los que juegan sufren mágicamente un aumento de precio significativo. Por eso, cinco amigos decidieron que les salía a cuenta realizar un viaje con múltiples escalas para animar a su selección en Sevilla el día 12 de octubre. La ruta: Glasgow, Edimburgo, Dublín, Ibiza, Sevilla, Turín, y vuelta a Escocia, todo en 72 horas.
El inicio del viaje
Para Jason, Busta, Scott, Craig y Marty, el despertador sonó a las 4 de la mañana el día 11 de octubre, dos horas más tarde, ya estaban bebiéndose su primera pinta en el aeropuerto. Y así, una cerveza tras otra, hasta llegar a Ibiza tras escala en Dublín.
A las 14:30, aterrizaron en Ibiza, y pusieron rumbo al hotel Can Bossa, donde tras hacer el check in, pudieron tomarse las primeras jarras en la terraza del hotel.

Junto a algunos amigos locales, se dirigieron a la peña madridista de Can Tixedó, donde pudieron degustar unas cervezas bien fresquitas. Para llenar el estómago también probaron varias tapas de la casa servidas por los archiconocidos Rifle (Oscar) y Culebras (Jose); su padre, el Barbas, salió a amenizar la tarde con su característico gorro y bombo.
Las visitas culturales las dejaron para otra ocasión, y dejaron Sant Jordi para adentrarse en los grandes bares de Figueretas. Tras un primer intento de visitar el Bar Michel (cerrado ese día), se dirigieron al Bar Tahití, donde conversaron, cerveza en mano, con curiosos parroquianos extrañados por sus atuendos. Para terminar la noche, visitaron el magnífico Bar Rute, un local de gran colorido con un buen surtido de tapas regadas con cerveza para recuperar fuerzas después de una larga jornada.

Al día siguiente, pusieron rumbo a Sevilla, tras desayunar la pertinente cerveza en el aeropuerto. Una vez en Sevilla, se reunieron con los 5.000 escoceses que invadieron la ciudad para seguir bebiendo y cantando al ritmo de la gaita escocesa.
Victoria para España, aunque en el recuerdo quedará el éxtasis vivido en la celebración del golazo de falta directa de McTominay, anulado poco después. Noche en Sevilla, para desayunar una buena birra antes de hacer escala en Turín, y pasar el día en la ciudad, para poder degustar la cerveza local mientras esparaban la salida del vuelo.
A las cuatro de la mañana, la misma hora a la que de despertaron tres días atrás, llegaban a casa para tener su merecido descanso… aunque breve, ya que tres días después, el 17 de octubre, volverán a viajar para ver a su selección jugar, un amistoso en Lille contra Francia.