Ibiza no necesita discotecas, las discotecas necesitan a Ibiza.

La idea de que el turismo de Ibiza depende de las discotecas es un mito a batir. Mallorca, Menorca y Formentera gozan de muy buena oferta turística que NO está basada en discotecas. ¿Por qué Ibiza las necesita? ¿Ibiza sería mejor sin discotecas?

En mi opinión, las salas de baile pueden representar una oferta complementaria, pero no exclusiva. De hecho, la aparición de la COVID-19 está demostrando que Ibiza no necesita de grandes discotecas para seguir atrayendo turistas. Incluso la calidad de los turistas que estamos recibiendo este año es mejor que en temporadas anteriores… Por otro lado, las discotecas sí que necesitan del nombre y de la marca Ibiza para sobrevivir.

¿Nos visitan por las discotecas?

Antes de dar una respuesta, te invito a ver el siguiente vídeo.

Como has podido ver, este verano 2021 las playas han seguido atrayendo un gran número de visitantes, igual que las últimas décadas. Yo creo firmemente que las playas son el principal reclamo turístico de Ibiza. Otro problema propio, es lo bien (o mal) que las hemos sabido conservar. Otros atractivos que se pueden potenciar de la isla son la gastronomía, el encanto de sus pueblos, nuestro Patrimonio de la Humanidad. Las discotecas pueden ser también parte de la oferta, pero de forma complementaria.

No cabe duda de, que para muchos, Ibiza es sinónimo de fiesta. El problema es que Ibiza se asocie exclusivamente a eso, a que sea una isla únicamente de fiesta.

Una mesa de DJ precintada. Foto: Policía local de Sant Josep de Sa Talaia

Depender de empresas privadas

Que el turismo de toda una isla dependa de unas pocas empresas privadas y sus intereses particulares no es positivo. Incluso a pesar de lo incompetentes que puedan ser los políticos insulares. Potenciar que sea la propia isla, con sus paisajes y costumbres, las que atraigan a los visitantes, es buena señal. Y la mejor manera de que todos empujemos por conservar la isla.

Muchas veces hemos escuchado que sin el turista que viene a bailar, los ibicencos comeríamos algarrobas. A este paso, cerrarán las discotecas y no quedará ni un algarrobo donde poder cogerlas.

Dos temporadas sin discotecas, y el turismo sigue llegando

¿Cómo es eso? ¿No venían los turistas únicamente para bailar? Por culpa de la pandemia, las discotecas de la isla han debido de permanecer cerradas en 2020 y 2021. El año pasado fue un año duro en todos los sectores, pero este año 2021 se aproxima a los números pre-covid.

Además, algunos sectores están consiguiendo grandes resultados este año, como es el caso de los agroturismos y hoteles rurales. Muchos restaurantes confirman que han conseguido las mayores recaudaciones precisamente este año.

Los problemas de la noche

El mundo nocturno tiene diversas consecuencias negativas. El consumo de drogas era habitual en las pista de baile, especialmente en determinadas fiestas. El mayor problema era cuando las personas afectadas se ponen al volante de un vehículo y ponen en riesgo la vida de los demás.

Aunque no siempre tenga finales trágicos, sí que provocan numerosos problemas. Daños al mobiliario urbano, servicio de urgencias colapsados, molestias a ibicencos y turistas. Y, muy especialmente, un grave daño a la imagen de la isla.

Desde hace varios años, recopilamos las peores acciones de turistas en Ibiza. ¡Oh, sorpresa! Antes de la pandemia, el número de borrachos era muy elevado, pero desde que las discotecas están cerradas, la cifra ha disminuido considerablemente. Un ejemplo es la cantidad de peleas, accidentes o actos vandálicos protagonizados por borrachos o drogados durante el último año pre-pandemia.

El coste de oportunidad de las discotecas

Siguiendo con el último punto (y siempre bajo una opinión personal) la marca Ibiza se deteriora con el tipo de turismo de discoteca que se recibía hasta el año 2019. El coste de oportunidad es el coste de la alternativa a la que renunciamos cuando tomamos una determinada decisión. Es decir, que Ibiza tenga discotecas atrae un determinado perfil de visitante. Pero ahuyenta al turismo familiar, jubilados o parejas jóvenes que buscan tranquilidad.

Únicamente existe un puente cubierto en toda Ibiza. Y está situado justo enfrente de una discoteca, para evitar que los los usuarios lancen objetos a los vehículos, o se tiren a la carretera o vete tú a saber.

Muchos de mis conocidos son ciclistas aficionados, acostumbrando a realizar salidas temprano por la mañana. Sin embargo, muchos de ellos aparcan la bicicleta durante la temporada de discotecas, ya que temen encontrarse con algún perjudicado por la carretera. Puede parecer un ejemplo trivial, pero es sintomático de la situación que se vive.

Ibiza y la música

Estoy algo cansado de escuchar, casi como un mantra, que «La música es parte indivisible de la identidad cultural de Ibiza y ha sido durante muchos años uno de sus principales atractivos turísticos». Una falacia.

La llegada de los turistas de forma más masiva a Ibiza comenzó en los años 60 y 70 del siglo pasado. En aquel entonces, venían los turistas por nuestras playas, gastronomía y libertad. Aquí habían llegado los hippies, se hacía nudismo en las playas, los jóvenes tomaban hierbas ibicencas en el Montesol o en los bares del puerto…

Actuación en los años 70 en Ibiza

¿Había música? Por supuesto. Los turistas bailaban escuchando a grupos locales que tocaban en vivo, se desplazaban a los hoteles o hacían actuaciones en la sala Sa Gàbia. Se tocaban (en directo, insisto) versiones de los Beatles, o éxitos como ‘Smoke on the water’, ‘The house of rising sun’ o ‘Nights in White Satin’.

Control y más control

Espero que la situación sanitaria mejore pronto y todos los negocios de la isla puedan funcionar como lo hacían en la era pre-covid, incluyendo las discotecas.

Desde hace años, varias asociaciones han impulsado que se debía controlar el número de turistas a la isla. Eso no significa que no se quiera recibir turistas, sino que no se desea aumentar año tras año el número de visitantes. Limitar el número de turistas significa mejorar la experiencia de cada uno de nuestros visitantes para aumentar tanto su bienestar, como el de los propios ibicencos.